Como todos los días, a eso de las 11 de la mañana, nos dirigimos a la cafetería para tomar el ya clásico pincho de tortilla. Pero como tengo antojo de chocolate y el otro día vi a B pedirse un pepito de chocolate, pues me decido a pedir uno.
Bien, error, nunca, repito, nunca se debe cambiar la rutina, adquirida tras años y años de esfuerzo por un simple antojo:
Más vale lo malo conocido, que lo bueno por conocer.
¿Y qué es lo que te puede pasar?, pues que te encuentres un pepito sin chocolate, y vosotros os preguntareis ¿es eso posible? pues si, empiezas a comer el pepito con cuchillo y tenedor, esperando encontrar el chocolate a cada corte... y nada, otro corte... y nada.
Pero, oh sorpresa, llegas a la mitad del pepito y empiezas a ver un poquito de chocolate, y te alegras pensando que es el comienzo de un bollo lleno de chocolate. Pero claro, eso no puede ocurrir, le doy otro corte... y zas, ya no hay más chocolate, ¿dónde está mi chocolate? ¡yo quiero mi chocolate!.
Pero claro, no puedo ir a protestar a la camarera ya que le he tangado un desayuno (nos dimos cuenta más tarde) y a lo mejor se acuerda, y no lo hice a propósito, yo os juro que le doy el dinero que me pide, no tengo la culpa que se equivoque.
5,40 euros, creo que no nos podemos quejar :D
Bien, error, nunca, repito, nunca se debe cambiar la rutina, adquirida tras años y años de esfuerzo por un simple antojo:
Más vale lo malo conocido, que lo bueno por conocer.
¿Y qué es lo que te puede pasar?, pues que te encuentres un pepito sin chocolate, y vosotros os preguntareis ¿es eso posible? pues si, empiezas a comer el pepito con cuchillo y tenedor, esperando encontrar el chocolate a cada corte... y nada, otro corte... y nada.
Pero, oh sorpresa, llegas a la mitad del pepito y empiezas a ver un poquito de chocolate, y te alegras pensando que es el comienzo de un bollo lleno de chocolate. Pero claro, eso no puede ocurrir, le doy otro corte... y zas, ya no hay más chocolate, ¿dónde está mi chocolate? ¡yo quiero mi chocolate!.
Pero claro, no puedo ir a protestar a la camarera ya que le he tangado un desayuno (nos dimos cuenta más tarde) y a lo mejor se acuerda, y no lo hice a propósito, yo os juro que le doy el dinero que me pide, no tengo la culpa que se equivoque.
- Café con leche pequeño
- Magdalenas de chocolate y un café con leche grande
- Tostada de jamón serrano y tomate, y un descafeinado
- Sandwich de jamón y queso, y un cortado
- Pepito sin chocolate y un descafeinado
5,40 euros, creo que no nos podemos quejar :D
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